jueves, abril 20, 2006


Jueves 20 de Abril de 2006
Lanza EU otra alerta de riesgo de suicidio en personas de entre 10 y 24 años que toman antidepresivos, como Seroxat, Prozac, Adofen, Reneuron…

Luego de año y medio de que el organismo que controla los medicamentos en EU, la FDA, reconociera la relación entre el consumo de antidepresivos y un aumento de los pensamientos y las conductas suicidas, vuelve a lanzar su advertencia. Ha vuelto a revisar los resultados de la investigación que incluyó a cuatro mil 587 pacientes, 16 de los cuales estaban dedicados a la investigación sobre niños con depresión, cuatro al trastorno obsesivo compulsivo, dos a la ansiedad generalizada, uno a la fobia social y otro a déficit de atención. La evaluación global de todos los trabajos indica que existe un incremento del riesgo de suicidio en los menores que toman antidepresivos en comparación con los que no los toman, detalla el informe publicado en la revista Archives of General Psychiatry. De igual forma, hace 11 meses, la Agencia Europea del Medicamento, (EMEA), se manifestó en contra de la comercialización de los fármacos utilizados para tratar la depresión, concretamente los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS), que no han demostrado disminuir el riesgo de suicidio a corto plazo. Cabe recordar que la agencia británica que regula los fármacos, MHRA, hace tres años recomendaba que los menores de 18 años no debían tomar Seroxat para tratar su depresión ya que se había observado entre sus efectos secundarios un aumento de los comportamientos suicidas. Principalmente en niños con trastornos de ansiedad y depresión, por lo que el comité científico de la agencia del Medicamento británico hizo público su desacuerdo con la prescripción de paroxetina, fabricado por la compañía farmacéutica Glaxo Smithkline. Por eso, la agencia norteamericana exigió datos y estudios a las farmacéuticas sobre otros fármacos antidepresivos para constatar su seguridad y determinar si existe una relación entre su empleo y el suicidio infantil-juvenil. Tras la aparición de los resultados de numerosos estudios en respuesta a la demanda gubernamental, la misma FDA ha realizado un metaanálisis de 24 de ellos, que publica la revista Archives of General Psychiatry. Opiniones. "Aunque hay opiniones discrepantes en la comunidad médica sobre la relevancia de los resultados de este metaanálisis y sus implicaciones en la práctica clínica, es importante señalar que la FDA no contraindica el uso de antidepresivos en pacientes pediátricos", concluyen los autores en el trabajo, dirigido por Tarek A. Hammad, de la División de Productos Neurofarmacológicos de la FDA. De hecho, el editorial que acompaña al trabajo indica que "el bajísimo número de suicidios que se han producido en los estudios analizados hacen que la utilidad de los resultados del metaanálisis sea muy limitada". En 2004, el gobierno de EU ordenó que los antidepresivos lleven una etiqueta con ribetes negros, por el peligro de que los fármacos aumenten las tendencias suicidas de los jóvenes. Ahora, tras revisar los estudios, la FDA requiere la edición y distribución de una guía informativa sobre estos medicamentos dirigida a los pacientes, familiares y cuidadores. El suicidio es la tercera causa de muerte en los EU en personas con una edad comprendida entre los 10 y 24 años. La depresión mayor y la fase depresiva del trastorno bipolar están asociadas a la mayoría de estos suicidios, ya que con estas enfermedades el riesgo es 20 veces mayor que el de la población general. Por este motivo, las autoridades sanitarias están especialmente preocupadas por la posible influencia de los fármacos para el tratamiento de la depresión. Tipos de fármacos Antidepresivos tricíclicos: fueron los primeros utilizados en el tratamiento de esta enfermedad. Actúan sobre algunos neurotrasmisores cerebrales como la serotonina o la adrenalina. Como tienen bastantes efectos secundarios no se utilizan como primera elección. Algunos ejemplos son: comipramina (Anafranil), desipramina (Norpramin) o imipramina (Tofranil). Los efectos indeseables más habituales son: sequedad de boca, somnolencia, visión borrosa, estreñimiento, taquicardia, trastornos sexuales y a veces retención urinaria. Antidepresivos tetracíclicos: entre ellos destacan la maprotilina (Ludiomil) y mianserina (Lantanon). Tienen menos efectos secundarios que los antidepresivos tricíclicos pero tienen un perfil muy similar tanto en términos de eficacia como de efectos secundarios. Inhibidores de la monoamino oxidasa (IMAO): también son medicamentos utilizados desde hace tiempo y que se utilizan cuando no hay respuesta a los fármacos de primera línea. Algunos alimentos como el queso, el vino o el chocolate pueden interferir con estos fármacos por lo que es necesario tomarlos con una dieta especial. Los efectos secundarios más frecuentes son el dolor de cabeza, taquicardia, náuseas, vómitos o rigidez cervical. Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS): constituyen la nueva generación de fármacos antidepresivos. Actúan modificando los niveles cerebrales del neurotransmisor serotonina que está alterado en la depresión. Los más conocidos son la fluoxetina (Prozac, Adofen, Reneuron), paroxetina (Seroxat, Frosinor, Motivan), sertralina (Vestirán, Aremix), citalopram (Seropram, Prisdal), escitalopram (Cipralex) o fluvoxamina (Dumirox). Los efectos secundarios más frecuentes incluyen: problemas sexuales como dificultad para alcanzar el orgasmo o disminución de la líbido (desaparecen al interrumpir el tratamiento), mareo, dolor de cabeza, insomnio o temblor. Inhibidores Selectivos de Noradrenalina y Serotonina: la Venlafaxina (Vandral-Dobupal), la Duloxetina que tiene como particularidad su efecto positivo sobre el dolor. En general, aumentan los niveles de serotonina y noradrenalina cerebrales. Pueden producir visión borrosa, pesadillas, estreñimiento, dolor de cabeza, cambios en el apetito, temblor, boca seca o nauseas. En EU exigen receta médica para uso en adolescentes Existe un abanico amplio de fármacos diferentes que pueden ser empleados en el manejo de la depresión, tanto en el control de los síntomas que la acompañan como en la resolución del problema. Sin embargo, a la hora de manejar estos medicamentos hay que tener en cuenta factores como los efectos secundarios o no deseables. Merecen especial atención las recientes investigaciones que han evidenciado el mayor riesgo de suicidio en adolescentes tratados con algunos de estos compuestos. De hecho, en Estados Unidos se exige una receta médica para su empleo en adolescentes y se restringe el uso a especialistas en psiquiatría. De entre todos los fármacos disponibles, su médico elegirá los más adecuados en función de los síntomas que presente, las enfermedades asociadas, el riesgo de efectos secundarios y el resto de medicación que esté tomando. Es habitual que se empiece con dosis bajas para ir subiendo poco a poco en función de la respuesta. Es habitual que no note mejoría en los síntomas hasta cuatro u ocho semanas después de haber empezado el tratamiento farmacológico y que este se prolongue entre seis y 12 meses. El tratamiento farmacológico se considera ineficaz en aquellos individuos que tras seis semanas tomando los medicamentos no sufre ningún efecto. Pasados el tiempo máximo de tratamiento suele iniciarse la retirada de la medicación, algo que se hace también de forma paulatina. Para pacientes que han sufrido varios episodios depresivos puede utilizarse la medicación durante más tiempo ya que disminuye el riesgo de recaída. En cualquier caso, no debe interrumpir este tipo de tratamientos sin consultar antes con su médico. Tampoco hay peligro de convertirse en adicto a los antidepresivos.